Tiene 67 años y no le habían dado más de cuatro meses de vida. Su pronóstico dio un vuelco cuando se integró a un estudio CLÍNICO para combatir la enfermedad con inmunoterapia: hoy se apronta a cumplir seis años con una excelente calidad de vida que incluso le permite trabajar.
Cuando aparezco en el barrio me gritan,¡Está famoso vecino!. Lo que pasa es que me convertí en el paciente con cáncer de pulmón metastásico que más ha vivido en el continente y aparecí en los diarios con foto y todo. No todos entienden lo que esto significa para una persona diagnosticada con la enfermedad.
Cuando a uno le dicen que se va a morir, se siente golpeado, perdido. Había superado un cáncer de próstata que me diagnosticaron en el 2004, pero seis años más tarde me apareció uno nuevo, esta vez al pulmón. ¿Cómo era posible si practicaba deporte y no fumaba?, me preguntaba la gente a la que le contaba los resultados médicos.
Yo nunca me hice preguntas. Todo partió con una tos que me vieron en el Hospital del Tórax. Me operaron, aunque parece que no había nada que hacer porque como mucho me dieron cuatro meses de vida, ya que tenía metástasis y los dos pulmones comprometidos. Reuní a toda mi familia -mi mujer y mis tres hijos- y les conté lo que pasaba. Todos me apoyaron y si había que ponerse con algo, lo hacían. Hasta que alguien me contactó con el doctor Osvaldo Arén que es oncólogo y probaba una terapia (inmunología) que fortalecería mi sistema inmune para atacar la enfermedad. Por mi tipo de cáncer, resultó que yo era candidato para esa nueva forma de tratamiento.
La primera vez que tomé la droga no me sentí bien: fue como una gripe fuerte, pero ahora es parecido a tomar una pastilla más y no tiene esos efectos que provoca la quimioterapia.
Hasta se me olvida que dependo de un remedio para el cáncer cuando temprano en las mañanas tomo mi taxi para salir a trabajar. La diferencia es que me debo controlar sagradamente con unas imágenes que detectan si el cáncer avanza y también me hacen exámenes de sangre. Soy muy responsable con el tratamiento ya que siento que me dieron una nueva oportunidad. ¡Hasta me hicieron una fiesta en la clínica Bradford Hill cuando cumplí los cien ciclos de tratamiento!