En una nueva reunión de la Sociedad estadounidense de Oncología Clínica (Asco), que representa a 45.000 profesionales de la salud a nivel mundial, se presentaron numerosos avances para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, entre los que destacaron propuestas para los tumores de pulmón, cerebro, recto y linfoma de Hodgkin.
A continuación, conoce los principales estudios que se presentaron en la cita anual de Asco:
Cáncer de pulmón: una terapia para prolongar la vida
Los investigadores del Centro Oncológico de Yale (EE UU) demostraron que el fármaco osimertinib -que se utiliza para personas con un tipo específico de cáncer de pulmón- es capaz de prolongar la supervivencia de los pacientes que han sido sometidos a cirugía para extirpar el tumor.
Este medicamento está indicado para pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas -el tipo más común de la enfermedad en este órgano- que presentan una mutación en un gen llamado EGFR.
Cuando este tumor se diagnostica en sus primeras fases, los médicos suelen realizar una intervención quirúrgica para extirpar el tejido pulmonar afectado. Pero siempre existe la duda: ¿quedan células cancerosas en la zona?
Este es uno de los principales problemas tras la operación, ya que estas microscópicas unidades tumorales pueden crecer con el tiempo y reactivar la enfermedad.
Para evitar este escenario, los oncólogos prescriben los llamados tratamientos adyuvantes, que intentan eliminar aquellas células enfermas que no pueden extirparse mediante cirugía.
En el pasado, el principal método utilizado era la quimioterapia. Ahora, han aparecido terapias diana -como el osimertinib- que funcionan como misiles teledirigidos y atacan sólo a moléculas específicas del tumor.
Sin embargo, el uso de estas terapias más modernas requiere un examen que analice el perfil genético del cáncer y las mutaciones que se producen en él.
El osimertinib, por ejemplo, sólo funciona en individuos portadores del gen EGFR alterado, lo que representa entre 15% y 20% de los individuos con cáncer de pulmón no microcítico.
Los resultados sobre este fármaco publicados en revistas científicas mostraron que 85% de los pacientes que cumplía estos criterios y tomó osimertinib sobrevivió hasta cinco años.
Glioma sin quimioterapia
El cerebro no sólo está formado por neuronas. Este órgano responsable de la memoria y el razonamiento cuenta con células de la glía, esenciales para el funcionamiento y la protección del sistema nervioso central.
El problema es que estas unidades también pueden mutar y convertirse en cáncer. En este caso, la enfermedad se conoce como glioma y afecta principalmente personas jóvenes.
El hecho de que el tumor se desarrolle en el cerebro, una región tan sensible, dificultaba el desarrollo de terapias seguras y eficaces. Pero esto cambió con la presentación de un estudio que evaluó el vorasidenib, del laboratorio Servier, que también es una terapia dirigida.
Investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (EE.UU.) demostraron que este fármaco reduce un 61% el riesgo de progresión de la enfermedad o de muerte. Además, el nuevo tratamiento tiene un segundo beneficio. Aplaza la necesidad de recurrir a otros recursos más tóxicos (como la quimio y la radioterapia) para controlar la proliferación de células cancerosas en el cerebro.
Evitar esta toxicidad es aún más relevante en el caso de los gliomas de bajo grado, ya que las principales víctimas de la enfermedad son adultos jóvenes, que sufrirían los efectos secundarios de estos recursos terapéuticos durante muchas décadas.
Cáncer rectal: una forma más de curarlo
Dentro del universo del cáncer colorrectal, los tumores que se originan en el recto representan cerca de un tercio de los casos.
Científicos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center han demostrado que dos estrategias terapéuticas diferentes son capaces de alcanzar un resultado similar: un alto índice de supervivencia e incluso de curación tras cinco años de tratamiento.
En el estudio, una parte de los voluntarios con este tumor avanzado, pero sin metástasis, se sometió a sesiones de quimioterapia y radioterapia. Otra parte, con las mismas características, recurrió sólo a quimioterapia.
A continuación se compararon sus resultados y mostraron un efecto positivo muy similar: alrededor de 80% de los participantes de ambos grupos estaba vivo y libre de la enfermedad en un plazo de cinco años.
Linfoma de Hodgkin: un cambio en la manera de tratarlo
Este tipo de cáncer afecta a algunas células del sistema de defensa y se manifiesta, sobre todo, en personas jóvenes en la segunda o tercera década de vida.
En los estadios más avanzados de la enfermedad, el tratamiento estándar consiste en sesiones de quimioterapia y un fármaco llamado brentuximab vedotin.
Expertos del Centro Médico City of Hope, también en EE.UU., decidieron proponer una sustitución en este esquema. Han probado si brentuximab vedotin puede sustituirse por nivolumab, un tipo de inmunoterapia, clase farmacológica que estimula el sistema inmunitario del propio paciente para que reconozca y ataque a las células cancerosas.
Los datos preliminares de este estudio muestran que 94% de los pacientes que recibió el nuevo esquema terapéutico (nivolumab + quimioterapia) seguía vivo a los 12 meses. Entre los que continuaron con la combinación anterior (brentuximab vedotin + quimio), la tasa fue de 86%. Otra ventaja de nivolumab fue la mayor tolerancia de los pacientes a los efectos secundarios.
Los autores señalan que es necesario observar a ambos grupos durante más tiempo, pero creen que los resultados obtenidos sirven de base para cambiar la forma en que se trata el linfoma de Hodgkin en la actualidad.
Fuente: BBC Mundo