[vc_row][vc_column][vc_column_text]Descubrió que tenía cáncer de mama mientras aún amamantaba a su hijo menor. Nunca imaginó que en plena lactancia podría haberse desarrollado un tumor.
La recuperación fue difícil y optar a la reconstrucción fue posible en gran parte a la ayuda de dos médicos del Hospital en que se atendió.
Pero fue cuando estuvo internada en el Hospital San José, que descubrió que podía hacer mucho más que sólo preocuparse por su recuperación. Maritza se levantaba de la cama e iba a otros pabellones. Escuchaba, rezaba y ayudaba a entregar consuelo a otros pacientes que enfrentaban el cáncer.
Una ayuda que siguió cuando salió del hospital. Maritza se convirtió en dirigente social, en una líder que mantiene la voz en alto exigiendo mejorar la atención de las pacientes con cáncer de mama. “Espero que se cumplan los plazos en este Chile, que no haya más mujeres esperando por su tratamiento, esperando por su quimioterapia, no más mujeres mártires”, exige.
“Hemos tenido que salir y movilizarnos y ver a muchas mujeres morir”, recuerda Maritza cuando se inició la primera batalla de las pacientes por incorporar el Herceptin, una de las drogas que ha demostrado mayor eficacia en el tratamiento de cáncer de mama, a la canasta de medicamentos cubiertos por el Auge.
“Pero faltan muchos tratamientos más, falta reconstrucción, falta demasiado, tratamientos que no están cubiertos”, señala la dirigente que lejos de callar, sigue en su lucha.
“Me dirijo a muchas mujeres que me van a escuchar o que me van a ver y les digo que se hagan su autoexamen, se palpen, se hagan su mamografía, se hagan su eco mamaria y que se amen, que se quieran y también se preocupen de ella”[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]