El cáncer testicular, conocido como CT, se caracteriza por la presencia de células con características neoplásicas en los testículos, dividiéndose comúnmente en tumores de células germinales (TCG) y tumores de células no germinales (TCNG).
Los TCG representan aproximadamente el 95% de los casos y son el tipo más prevalente de neoplasias testiculares.
Aunque este tipo de cáncer es poco frecuente en comparación con otros, constituye el tumor sólido más común entre los hombres de 20 a 34 años, representando el 1-1,5% de todas las neoplasias masculinas.
Entre los factores que influyen en el desarrollo del cáncer testicular, se destaca su prevalencia en hombres caucásicos, la presencia de factores hereditarios o personales como criptorquidia e hipospadia, y factores ambientales aún no completamente identificados.
Los síntomas suelen incluir la aparición de un nódulo o inflamación indolora en el testículo, con aproximadamente un 30-40% de los casos experimentando dolor en la zona abdominal baja o escrotal.
Solo alrededor del 10% de los casos presentan manifestaciones atribuibles a enfermedad metastásica, generalmente hacia los pulmones o el retroperitoneo.
Para el diagnóstico, se emplean pruebas de laboratorio como alfa feto proteína (aFP), subunidad beta de la hormona coriónica humana (beta-HCG) y lactato deshidrogenasa (LDH).
Los métodos diagnósticos incluyen la cirugía, siendo la orquiectomía inguinal radical la primera opción necesaria para evaluar la histología. La estadificación se realiza según tumores, nódulos linfáticos y metástasis (TNM).
El tratamiento varía dependiendo de la histología del CT y del estadio clínico del tumor.
A nivel mundial, en 2020, se registraron 74,458 casos nuevos de CT, con tasas de incidencia y mortalidad relativamente bajas en comparación con otros tipos de cáncer.
A pesar de esto, la incidencia de esta patología ha mostrado un aumento en las últimas décadas, y se espera que esta tendencia se intensifique en ciertas regiones del mundo, como el norte de Europa.
A nivel nacional, Chile presenta una de las incidencias más elevadas de CT y lo considera dentro de sus Garantías Explícitas en Salud (GES). La mayor concentración de casos se observa en el grupo de edad de 20 a 34 años.
Se llevó a cabo un estudio observacional descriptivo, longitudinal y retrospectivo, utilizando datos de hombres con cáncer testicular (CT) a nivel nacional.
La información se obtuvo del Centro de Epidemiología y Políticas de Salud (CEPS) – UDD, basándose en registros del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud (MINSAL) entre los años 2002 y 2019.
Estos registros, confidenciales y anónimos, se utilizaron para analizar egresos hospitalarios y defunciones por CT, considerando variables como magnitud, tiempo, lugar y tramos etarios.
Los cálculos realizados incluyen tasas crudas por cada 100,000 hombres en el año 2019 para evaluar la magnitud del problema. Se realizaron análisis sobre la variable tiempo, ajustando tasas por edad entre los años 2002 y 2019.
Respecto a la variable lugar, se examinaron egresos hospitalarios y defunciones por regiones del país entre 2015 y 2019, calculando la razón de mortalidad estandarizada (RME) utilizando la población a mitad de período (año 2017).
Se evaluó la variación por edad, analizando tramos desde 0-4 años hasta 80 años y más, calculando tasas de mortalidad y egresos entre 2015 y 2019 ajustadas a la población del año 2019 en cada estrato de edad.
Hay un incremento mundial en general en todos los cánceres. Si bien el cáncer testicular es poco frecuente comparado con otros, ha tenido un incremento aproximadamente del 1,2% al año en la última década.
En general la incidencia mundial es de 6 x 100 mil habitantes, y en Chile ronda entre 7,6 a 8,1 x 100 mil habitantes.
“Los factores que promueven el cáncer testicular es haber tenido problemas con el descenso testicular en la niñez: criptorquía, cuando el testiculo no desciende y se queda más tiempo en la cavidad abdominal o en el trayecto enguinal, eso produce que el testículo tenga cambios que en el futuro puedan influir cáncer testicular, también tener atrofia testicular y antecedentes familiares”.
Dr. Marcelo Kerkebe, oncólogo urólogo.
La incidencia es en hombres jóvenes entre los 20 y 40 años, pero puede partir desde los 15 y hasta los 50, el promedio es entre 35 y 36 años.
Los análisis de las tasas de incidencia según las variables utilizadas son crudos, y la información se recopiló de diversas fuentes nacionales.
Los síntomas pueden incluir la presencia de un bulto o hinchazón en los testículos, dolor o malestar, cambios en la textura, acumulación de líquido en el escroto y dolor en la espalda o abdomen en etapas avanzadas.
El diagnóstico implica autoexámenes testiculares, ecografías y, en algunos casos, biopsias.
El tratamiento generalmente implica la extirpación del testículo afectado (orquiectomía), seguida de radioterapia o quimioterapia según la etapa del cáncer.
La detección temprana y el tratamiento oportuno tienen tasas de éxito significativas en el cáncer testicular.
Si se experimentan síntomas o cambios, es fundamental buscar atención médica para una evaluación adecuada.