El martes 30 de mayo conversamos con la psicooncóloga Daniela Rojas, directora ejecutiva de la Corporación Cñancer de Mama Yo Mujer y presidenta de la Asociación de Psicooncología de Chile, sobre el lenguaje correcto al abordar el cáncer en la vida diaria y en los medios.
Además de acompañar terapéuticamente a los pacientes y a los cercanos de cáncer, los psicooncólogos tienen también la posibilidad de dar directrices a los equipos médicos en cuanto al lenguaje que debiesen usar, y la comunicación del cáncer hacia los pacientes y los involucrados.
El lenguaje bélico del cáncer
Todos conocemos los adjetivos generales que se usan en torno al cáncer: la lucha y guerra que supuestamente ocurre en el proceso de esta enfermedad. Pero Daniela nos contó que este acercamiento lingüístico genera una gran culpa en los pacientes: pueden llegar a sentir cierta exigencia y responsabilidad de ser fuerte, de ser positivo, de “ganarle” al cáncer.
“Se va llenando de violencia la experiencia de la enfermedad. Nuestra sociedad impone un discurso bélico en el que le prometen a los pacientes que al tener cierta actitud frente al cáncer van a sanarse, cuando en realidad, es una promesa falsa. No podemos imponer un discurso que puede tener consecuencias dañinas en los pacientes.”
Nadie agradece tener cáncer. Es una enfermedad que da miedo, y genera rechazo desde el momento en el que se menciona. Por lo tanto, ¿de qué manera se puede tratar el cáncer realmente? No existe una respuesta definitiva, pero sí hay opciones que pueden alivianar el desarrollo emocional de los involucrados.
Según Daniela, existe un paradigma en torno al lenguaje del cáncer: cuesta mucho elaborar narrativas alternativas que no sean de “lucha”, ya que es una característica establecida e internalizada por la sociedad frente a esta enfermedad.
“Cuando yo hablo con un paciente que tiene este discurso, siempre les pregunto si existen razones detrás de esta posición, ya que esa actitud de ser guerrero puede gastar mucho en lo emocional.”
Las emociones negativas no existen, solo hay emociones
No tiene nada de malo llorar, estar deprimido, o no querer levantarse de la cama, pero nuestra sociedad piensa que esas actitudes y pensamientos “negativos” pueden ser dañinos para el paciente, cuando realmente hace bien dejar sentir.
Los seres queridos y cercanos a los pacientes tienen los mismos miedos: muchas veces la gente piensa que conectar con los sentimientos pueden agravar la situación de la enfermedad.
“Vivimos en una sociedad que impone valores de estoicismo, que no quiere mostrar la vulnerabilidad porque se ve como algo negativo, pero sigue siendo completamente válido. Hay pacientes que deciden no seguir sus tratamientos y la sociedad lo interpreta como que ‘se rindió'”
Este lenguaje tiene múltiples consecuencias, y entre ellas está la obstinación terapéutica. Esto implica un comportamiento de seguir y seguir dándole tratamiento con la intención de no perder la esperanza, como si la vida biológica fuera la única importante, y no como si el mantenimiento de la vida BIOLÓGICA también lo fuera.
No molestar deja a las personas más solas
No es obligación de nadie animar a los pacientes de cáncer. Lo único que tenemos que hacer es acompañarlos en el sufrimiento y el miedo, sostener conversaciones difíciles y llorar sin imponer una solución.
En este sentido, es muy importante escuchar lo que necesita el otro, y no asumir, ya que como sociedad tendemos a suponer lo que pudiese pensar la otra persona.
“Si no sé como acercarme, en vez de no estar, es mejor decir ‘no tengo idea de qué decirte, pero estoy aquí para ti’. La noción del no molestar es otra cosa que tenemos muy incorporadas como sociedad: resguardamos tanto la privacidad del otro que ni siquiera asumimos como deber ético colectivo el contener al vulnerable.”
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